
El proyecto del nuevo aeropuerto de Córdoba establece un diálogo fenomenológico entre una topografía tectónica y una suerte de cubiertas plegadas que da respuesta a los flujos de pasajeros y a los nuevos requerimientos de la sociedad. La memoria a las leyes naturales de crecimiento y la reminiscencia a las arquitecturas tradicionales nómadas resuelven el posicionamiento de un espacio de tránsito global y, a la vez, de bienvenida local.